Pase la mañana sumergida en trámites burócratas, me permiti hacer una de mis actividades favoritas: observar. Es chistoso como las personas creen que algo es importante porque se estrechan las manos, creo que es un acto que ya no es tan solemne como antes pero dándose en el marco de la unidad administrativa es muy rimbombante. Es un simbolo de educación aunque afuera tengas estacionado tu carro en doble fila y hayas entrado a la oficina másticando chicle.
La actitud pedante no se hace esperar, es el adorno favorito de las personas impotentes, claro que siempre lo más importante es guardar las apariencias.
No hay nadie detrás de los escritorios de la jumapam, esa es la forma más barata de darse a desear.
Despues de saciar y ensuciar mis sentidos, regreso a casa, por fin, se siente tan bien estar aquí.